PUEDE QUE ME CONOZCAN, PUEDE QUE NO... NO SOY LA MEJOR PERSONA DEL MUNDO, NI LA MEJOR HIJA O HERMANA O AMIGA, NI MUCHO MENOS LA MEJOR ESCRITORA; PERO QUIERO COMPARTIR CON USTEDES LO QUE PUEDO CREAR CON IMAGINACIÓN Y EMPEÑO. SI ME DEJAN LLEVARLAS, PUEDEN QUE DISFRUTEN EL PASEO





miércoles, 1 de agosto de 2012

LA NATURALEZA DE T.R. STEELE

LES DEJO PARA QUE DISFRUTEN MI NUEVO FIC, PUEDEN ENCONTRARLO EN FANFICTION: http://www.fanfiction.net/u/2203009/Josenso_di_Farias

BUENO ESTE ES MI PRIMER FIC DE "FIFTY SHADES", ASÍ QUE ESPERO QUE LO DISFRUTEN, BESOS.
EL SIGUIENTE FIC ESTA CATALOGADO BAJO CATEGORÍA M POR MUCHOS MOTIVOS, ASÍ QUE POR FAVOR, LEAN A CONSCIENCIA.
DISCLAIMER: LOS PERSONAJES SON DE PROPIEDAD DE E.L. JAMES.


.1
Podía sentir el zumbido lejano, pero aun así no contesto, lo prefirió de esa manera. Llevaba cinco minutos despierto, y aun no se presentaba el alba; había una persona en el mundo que sabía que él ya estaría despierto y quería una respuesta pronto, así que le estaba bombardeando con mensajes de texto. Apretó los dientes, mientras se sentó y se concentro en la oscuridad en su habitación, cuando el móvil se agito nuevamente realmente considero en tirarlo contra la pared, pero el aparato le había costado dos sueldos completos por lo que tenía que conservarlo en perfectas condiciones. Busco a tientas el móvil a los costados de la cama y cuando lo sintió, abrió para contestarle, no lo convencería, no cuando durante años espero el momento adecuado para hacerlo. Ni se digno a leer el contenido del mensaje y lo borro automáticamente, levantándose dio comienzo a un nuevo día, aun cuando apenas eran las cinco de la mañana. Su cuarto desordenado, era su desastre y así se quedaría, aunque sabía que tenía que acomodarlo para demostrar que era una persona responsable, por más que tenía un trabajo y muy buenas notas en casi todas las clases. A sabiendas donde estaba cada cosa en el piso, como si pudiese ver en medio de la total negrura de su habitación, salteo los obstáculos que se formaban con sus cuadernos, revistas, libros y algunas piezas de maquinaria tanto automotriz como aeronáutica.
Tan pronto como alcanzo la puerta predio la luz, ajustando su visión a la reciente claridad, frunció el ceño al ver que el baño tenía cada cosa en su lugar, agito la cabeza molesto, su abuelo lo había hecho y no le gustaba que no le hubiese informado de eso. Sus ojos azules se enfocaron en su rostro a través del espejo y estudio su incipiente barba, tenían razón, tenía que afeitarse urgentemente; muchos jóvenes de su edad estarían más extasiados de tener una barba para mostrar ante el resto, a él simplemente le parecía antihigiénico. Se enjuago el rostro para despabilarse por más que no lo necesitara, estaba nervioso y eso no era bueno para nadie; suspiro pesadamente y escucho como el móvil zumbo desde la habitación, así que apretó sus manos a los costados del lavado, nadie se lo impediría, y se arrepintió haberlo contando. Levanto la mirada y estudio los contornos de su rostro, sus pómulos altos, su dura mandíbula y como le molestaba la forma de su nariz, se parecía demasiado a ella y nada era más incomodo que eso. Su mano se estuvo por mover, pero reprimió el impulso, era duro y lo estaba logrando, dentro de poco lo dominaría todo y sonrió feliz de si mismo.
Después de asearse, se vistió rápidamente, con unos jeans gastados, agujereados a la altura del muslo y una camiseta sin mangas negra, que contrastaba con su piel blanca. Se dirigió hacía la cocina y prendió la luces, sintiendo el aroma a café en el ambiente, otra copra inteligente, la cafetera de sus sueños, le había costado un sueldo completo pero valía la pena. Abrió la alacena y saco la bolsa de pan, abriendo el paquete noto la punta enmohecida del primer pan; sin preocuparse corto la punta, tirándola al tacho de la basura, y comió un pedazo de pan mientras se servía café sin azúcar. Estiro su espalda mientras estudiaba hacía la oscuridad el patio, no tenía la costumbre de sentarse a desayunar o almorzar, en resumen, no se relajaba en ninguna comida; durante años su abuelo, más los demás, intentaron inculcarle disfrutar la comida, pero su obstinación fue más fuerte y todo el mundo se acostumbró que comiera parado o rápidamente para realizar una actividad automáticamente. Había escarcha en el piso y aunque la cocina estaba ligeramente fría, no lo sentía, podía soportar el frio sin problema alguno. Su atención la atrajo una nota sobre la puerta de la heladera, sostenida por un imán y un escalofrió, que no tenía nada que ver con el clima recorrió su cuerpo. En ese momento no pudo evitarlo y paso la mano por sus cabellos, nervioso, y su record de no realizar esa acción por dos semanas se había roto.
Respiro hondo, porque podía enfrentarlo, no importaba nada más, estaba planeado y así se realizaría; dejo el café a medio tomar y tomo un abrigo junto a su mochila, dirigiéndose hacía la calle mientras que de fondo algunos pájaros cantaban. Camino unas calles escuchando música de su reproductor y el humo que se formaba de su respiración por el clima fresco le pareció entretenido. No tuvo que esperar ni un minuto cuando el bus de las 5.25 apareció, y subiendo saludo al conductor, que ya se había vuelto su amigo.-hola chico ¿al trabajo?...-él bostezo antes de contestar.
-si…hay que trabajar para vivir ¿no es cierto?-el conductor asintió mientras manejaba, y el joven se quedo parada cerca de la puerta, era un viaje relativamente corto, además le gustaba la compañía del viejo conductor.
-ojala que mis hijos fueran como tu…ayer despidieron a Matthew…de nuevo…-relato sobre su hijo mayor y el joven sonrió un poco.
-no se preocupe, algún día va a cambiar y crecerá…-el bus giro hacía la zona céntrica y se detiene enfrente de un café.
-espero que sea así chico, nos vemos…-y el joven desciende despidiéndose con la mano. Saco el juego de llaves de su pantalón y abrió la puerta trasera, no sin antes mirar a todos lados, las advertencias del peligro de su abuelo habían desarrollado cierto tipo de paranoia hacía los robos. Tan pronto entro, prendió todas las luces y así comenzó la mañana de T.R. prendió las maquinarias y el calor de los hornos comenzó a aumentar el ambiente. Estaba todo limpio, como el día anterior lo había dejado y se sentó a un costado de la barra, cuando escucho un ruido tras él.
-¡por el amor a Dios, chico!...-entro un señor de unos cincuenta años, regordete y con bigote agitando la cabeza fingiendo molestia pero su sonrisa demostraba que no estaba enojado.-… ¡me haces sentir como un perezoso! ¿Jamás duermes?
-hola, Mike….-saludo sin darse vuelta, mirando un cuaderno de matemática, no había resuelto un ejercicio y eso le estaba molestando.-…el café ya esta listo…-señalo hacía la cafetera.
-en serio muchacho… ¿Cómo lo haces?-T.R. no entendió a lo que se refería, sacando unos lentes de su mochila, frunció el ceño. El hombre giro los ojos, sirviéndose café.-…trabajas aquí, estudias y por lo que sé tienes muy buenas notas, estas en el equipo de atletismo de tu instituto y ayudas a tu abuelo… ¿Cómo lo haces?...te diría que salgas pero sé que todos los sábados sales y Dios sabe que harás…-T.R. sonrió y se enfoco en el ejercicio, mucho más cómodo con los lentes puestos.- creo que lo que te falta es una novia…-indico tomando un sorbo del café, apretando el dispositivo que levanto la persiana para abrir el local.
-no gracias…-se encogió de hombros, sacando el cartel de los precios a la calle.-…no necesito novia, siempre consigo lo que quiero…-menciono y Mike suspiro resignado.
-con todas las chicas lindas y buenas que revolotean alrededor tuyo, T.R., siempre elegís las chicas fáciles…lo entiendo, me hubiese gustado tener la atención que tienes a tu edad, pero cuando seas grande te darás cuentas que necesitas una chica buena al lado tuyo…-le instruyo y el primer cliente cruzo la entrada al café.
A las 7.15 se apuró para ir a clases, ese día no tenía que trabajar a la tarde, todo en su vida estaba perfectamente cronometrado incluso la cita con el doctor a las 16hs. Cuando llego al establecimiento cada persona se enfoco en él, era el joven más apuesto de la institución e incluso algunas jóvenes, aseguraban que del mundo. Su cabello negro junto a sus ojos azules, aparte de su gran altura y su porte refinado y musculoso parecía sacado de una portada de revista, pero había algo en él, esa distancia que establecía tácitamente hacía todo el mundo que le daba más carisma. Nadie sabía mucho de él, había llegado hacía unos cuatro años junto a su abuelo, ambos se mudaron a una pequeña casa y desde siempre el joven trabajo haciendo cualquier tipo de tarea. Era agradable y bueno con los demás, pero algo en su mirada establecía que tenía más conocimientos en muchas cosas que el resto de los demás; el único problema que había acarreado en el instituto era una tatuaje en sobre su omoplato izquierdo, que lo tenía desde los 13 años, un completo rebelde de una manera extraña. La mayoría de las chicas se quedan después de hora, los días de práctica, para estudiar el cuerpo de ese joven de 16 años, como se denotaba el hermoso hombre que se estaba formando.
Cuando paso por las puertas, saludo cortésmente a su paso y nadie podía entender que con el frio él estuviera con las mangas remangadas.- hola…-se le acerco Steve palmeando su mano, T.R. se dirigió a su locker y saco algunos libros.- mañana fiesta en el acantilado…-le recordó, las fiestas cuando T.R. iba se volvían inolvidables, no solo por la cantidad de jóvenes que aparecían deseosas de tener una oportunidad con él, también porque T.R. sabía como conseguir buena hierva.
-veo que puedo hacer…-acoto y un grupo de chicas se abalanzo para rodearlo.
-hola, T.R…-sonrió una Barbie que llamada Megan, con la cual T.R. se había acostado hacía dos semanas y ella quería repetir la experiencia.-…no me llamaste…-hizo un puchero mientras que su sequito rio tontamente. Él sonrió y se inclino hacía ella para susurrarle al oído.
-cuando quieras, me mandas un mensaje aun tengo tu tanga rota, Megan…-y se fue hacía otro lado de pasillo, dejándola colorada. Las primeras asignaturas pasaron rápidamente, cuando llego la hora de comer se fue junto a sus amigos hacía la cafetería. Como todos sabían, se quedo parado mientras hablaba con los demás y degustaba su comida.
-¡vamos hombre! Me pones nervioso cuando no te sientas…-le recordó Alfred pero T.R. le ignoro, cuando sintió su móvil vibrar por veintava vez en la mañana. Curioso, ya que el móvil estaba sobre la mesa a la vista de todos, Peter demando.
-¿Por qué no contestas?- T.R. tomo un trago de agua y miro hacía su bandeja de comida.
-porque ya sé quien es y no quiero hablar….-informo y todos se extrañaron al presenciar cierto decaimiento en T.R. generalmente nada parecía afectarle pero en los últimos días se notaba distraído. De pronto la puerta que unía el pasillo a la cafetería se abrió y el director seguido por un hombre en sus cincuenta pero de compleción dura, vestido de negro y con anteojos que ocultaban sus ojos entraron mientras que el director señalaba hacía la mesa donde se encontraba T.R. todos se impresionaron ante el porte del señor y T.R. miro hacía la otra puerta que vinculaba con el patio de la escuela, pero esta se abrió apareciendo otro hombre también vestido de negro y con anteojos, musculoso para mirar hacía el joven.
-¿Qué mierda?.-y por primera vez desde que lo conocían, T.R. se sentó, apoyándose sobre el respaldo mientras cruzaba los brazos. El director llego a ellos, junto al hombre, y nervioso hablo hacía él.
-señor Steele….este hombre quiere que le acompañe- y el hombre en traje miro fijo al joven tras sus gafas.
-hola Taylor ¿todavía sigues trabajando para ese explotador? sabes que la esclavitud no existe ya ¿no es cierto?- el segundo hombre se acercó y T.R. apretó la mandíbula, toda la cafetería era espectadora de tal cambio en el joven, como se tensiono como nunca, casi pareciendo peligroso.
-señor Gr…-dijo Taylor, y las facciones de T.R. se enfurecieron.
-soy Steele, Taylor…-pero el hombre no contesto, el adolescente giro su cabeza hacía el segundo hombre.- ¿Qué tal, Luke? Ha pasado un tiempo.
-exactamente tres meses, Señor Steele…-procuro no cometer el mismo error.
-¿Quiénes son?-logro formular Steve, pero T.R. pareció contemplar más a allá de la situación, algo en él hizo que Luke esperara lo imprevisto, porque conocía al joven y era fiel hijo de su padre. Pero Taylor no demostró perturbación.
-no lo hagas difícil…-le informo, y el director se asusto, no solo por el tono seco del hombre sino por la apariencia contenida del joven.
-señor Steele, su abuelo llamo para avisarme que debe ir con estos caballeros…-los ojos del joven se ciñeron furiosos hacía el director que tembló para regresar al hombre llamado Taylor.
-tengo que acompañar a mi abuelo a la tarde…
-todo esta arreglado…-le respondió rápidamente, y una sonrisa maliciosa apareció en los labios de T.R.
-podría derrumbar a Luke y huir ¿lo sabes?- y por primera vez, Taylor sonrió relajado.
-si, eso es cierto…-coincido logrando que Luke mirara a Taylor ante la seguridad de sus palabras, como si eso fuese posible, pero había visto una vez al joven enojado y fue más que suficiente para saber que tenía una furia inusitada dentro de él. Todos en la mesa, y en la cafetería, estaban fascinados ante la situación.-…pero todo lo que sabes te lo enseñe, y sé exactamente como detenerte, Ted…-el joven sonrió, agitando la cabeza, y se levanto, tomando el móvil en la mesa.
-nos vemos, chicos…el maldito dueño del universo quiere verme…-pronunció con asco, sus amigos fruncieron el ceño mientras que el joven cruzaba su bolso rotoso por su pecho y se dirigía, junto a los dos hombres a al patio.
-¿Cómo esta tu esposa Luke?- demando suavemente Ted, y Sawyer sonrió ligeramente.
-bien, señor Steele…-y el joven tuvo que pasar entre medio de otros tres hombres vestido de trajes, que expedían de sus cuerpos la impronta de servicio secreto, mientras que toda la escuela observaba como el joven Steele, un joven de tantos atractivos y misterios, se subía a un todo terreno con vidrios brindados marchándose del establecimiento.
Durante el viaje, el joven se quedo callado mientras miraba los mensajes, que se acumularon hasta llegar a 43, donde le advirtieron sobre la llegada de Taylor y Swayer; y la llamada perdida del desgraciado que odia ver. El viaje duro tres horas, y no llamo a su abuelo, sabía que él había permitido esto y no se lo perdonaría fácilmente. Cuando llegaron al centro de Seattle, las majestuosas torres se levantaban a su alrededor y controlo la ira que llenaba cada célula de su cuerpo y marco unas teclas de su móvil.
De: T.R. Steele.
Fecha: 20 de marzo de 20.. 14:45
Para: Phoebe Steele
Asunto: creo que mataré a alguien…
Gracias por avisarme…(si no lo entiendes, esta dirigida con todo el sarcasmo del mundo)
Apretó enviar y se fijo en las calles, cada tanto miraba por el espejo retrovisor a Taylor y Sawyer, pero no podía saber nada por facciones, entonces su móvil vibro.
De: Phoebe Steele
Fecha: 20 de marzo de 20.. 14:46
Para: T.R. Steele
Asunto: tengo dinero ahorrado para la fianza…
Te avise, tu no quisiste leer los mensajes…
No creas que no me di cuenta lo del apellido..
¿vienes a tomar el té? Tengo galletitas dulces…de las que te gustan XD
Giro los ojos, solo su hermana tenía la habilidad de escribir tan rápido. Sonrió, hacía varios meses que no comía esas galletitas, jamás aprendió a hacerlas sin quemarlas.
De: T.R. Steele
Fecha: 20 de marzo de 20.. 14:49
Para: Phoebe ¡STEELE!
Asunto: sabes como llegar a un hombre…
Si no termino vomitando después de verlo, puede que pase, no sé todavía.
El vehículo se detuvo, y enseguida Sawyer bajo, para abrir la puerta trasera. Suspirando pesadamente, miro hacía el gran edificio lleno de vidrios y estiro la espalda para darse paciencia para lo que enfrentaría. Entro al edificio y fue guiado directamente hacía un ascensor privado, mientras muchos curioso miraban al joven, y aunque no lo conocían muchos intuyeron quien era por su simple presencia y algunas facciones, además de los guardias que le seguían el paso.
Llegando al piso 20, fue directamente a una oficina, sin mirar a las asistentas, que abrían los ojos al ver al joven, era idéntico a al jefe en tantos aspectos. Taylor le indico para que se acomode en la oficina.-ahora viene, Señor…-y antes de que pudiera decir su apellido, el joven le tiro una mirada envenenada, que hizo callar al guardaespaldas. Una secretaria, alta, rubia y pulcramente vestida, entro para luego demandar.
-¿desean tomar algo, señor…?- no quiso tentar a la suerte, no sabía quien era el muchacho, aunque podía presentirlo, pero el jefe no había mencionado ninguna cita a ese horario, así que no sabía con quien estaba hablando. T.R. negó con la cabeza sutilmente, mientras se apoyaba hacía el gran ventanal mirando hacía la calle, estudiando cual era la probabilidad de sobrevivir a la caída libre si eso le permitiese escapar. De pronto, secretaria se retiro junto a Taylor sin decir una palabra, mientras que la puerta se abría de par en par, pero el joven no levanto la mirada, podía sentir su presencia, era un radar que había activado en su piel y ahora le picaba.
-hola Ted…-saludo suavemente el recién llegado, mientras que sus ojos grises se quedaron con el joven.
-¿Qué es lo que quieres Grey?-le pregunto enojado, y fue ahí cuando se digno en mirar hacía el hombre de 44 años, que tenía cada cabello cobrizo de su cabeza sumamente acomodado y con un traje perfecto para su esbelta figura, remarcando cada contorno de su musculoso cuerpo.
-en primer lugar…que me llames papá.- le contesto con un deje de ira el señor Christian Grey.

Espero que les haya gustado. Hasta el próximo capitulo.

3 comentarios:

  1. me gusto
    justo acabo de terminar de leer el libro
    solo por favor que ana no alla muerto solo de imaginarme el dolor de cristian me puse a llorar

    ResponderEliminar
  2. sii porfavor que ana no muera!! pobre Christian!!!!

    ResponderEliminar