PUEDE QUE ME CONOZCAN, PUEDE QUE NO... NO SOY LA MEJOR PERSONA DEL MUNDO, NI LA MEJOR HIJA O HERMANA O AMIGA, NI MUCHO MENOS LA MEJOR ESCRITORA; PERO QUIERO COMPARTIR CON USTEDES LO QUE PUEDO CREAR CON IMAGINACIÓN Y EMPEÑO. SI ME DEJAN LLEVARLAS, PUEDEN QUE DISFRUTEN EL PASEO





lunes, 3 de septiembre de 2012

LUCIUS



CHOPEÍ’I


Kelxocajkomocowomog: yofhumocogocogüfowuxublizurpanonogfonokoxoroñosogojuvuxkoqsogiñozogüonuwakonoxogokkelosoyoñomuqogtokomogojogfoigojogchopeí’i; poñkeloruqogloqokiñogyefranon ya ükel, uvapanonogoyvokoxusokikoyogoxoñopopoxogqogluxorogadmegjokoqürogonogonukoqchopeí’iwañogü pan kogwakmañognogoloñogkoglaonaxuyefranonqogblizurwañogüuxoñogüzog ya tokomogojoggorohuypanonowilasoñojuyogoxogkelorovoqokozogoxlogosonoñokel. Sogojog pan rogoysogonaxogoqkoqchopeí’iyefranon ya blizur.(°)

(°)(Código: El nacimiento de cada blizur esta determinado por la iluminación que trae consigo la llegada de cada chopeí’i; así como la flecha y su arco, opuestas pero necesarias para la formación del arma, tanto el chopeí’i quien es el que guía hacía el futuro y el blizur quien orienta su llegada, ambos están unidos para completar el cantico. Nada es más natural que el chopeí’i y su blizur.)

 Espere la decisión de mi Chopeí’i, tanto mi nacimiento como mi muerte estaba destinada a lanecesidad de él, nada más simple y básico, su arma estaba cargada, tenía huellas de pólvora en la punta del cañón; me concentre en él, era extraño ver como los años había cambiado su complexión, había pasado de ser un niño afeminado a ser un joven alto y facciones duras. Su mentón se endureció mientras que calculaba el rango de alcance del proyectil y como la sangre salpicaría alrededor, o eso creo, yo lo haría. Sus fosas nasales se abrieron mientras que respiraba con dificultad y espere a que disparará, creo que esto sería gracioso para Sir Robert McConnall, sobrevivir durante muchos años para luego morir bajo la mano del ser que debía proteger, no entiendo mucho sobre humoradas pero si tiene su pizca de jocosidad. La luna se estaba presentando maravillosa en el cielo, y de pronto, Chopeí’i Lucius se quejo en voz alta, dejando caer el arma a un costado, exasperado.- al menos defiéndete, desperdicio…-grito, inmediatamente aspirando profundamente. Trate de comprender a lo que se refería, pero aun así no tenía sentido, tal vez en su mente superior si lo tenía, y procure no demostrar mi desconcierto. Se giro y miro hacía donde provenían las luces de la casa, y pude apreciar como cada parte se iluminaba ante la luna y como cada cosa es predestinada, como mi nacimiento y la protección de mi Chopeí’i, y cada luz y cada ángulo de la casa marcaba la grandiosidad de Ziruz.-…no entiendo porque no te moriste, Atielo…-murmuro bajamente, creo que para no oyera, pero lo capte perfectamente, más que nada porque como cualquier Adjumtuý  puedo leer los labios.
Se apoyó sobre el tronco del árbol, y supe automáticamente que estaba molesto por algún motivo, no solo por mi presencia, su mente estaba proyectando algo que me tensiono; miro de reojo hacía mí, y frunció su nariz asqueado. Baje mi mirada, cerré los ojos,  y pude sentirlo, lejos de nosotros pero observándonos; sería infructífero tratar de localizarlo, pero estaba ahí, y no nos sacaba los ojos de encima. No sabía si pertenecía a la guardia o algo más, entonces Chopeí’i Lucius aclaro su garganta.-…el viaje se adelantara, partiremos en tres horas…-entonces me di cuenta que él también estaba consciente que el peligro nos rodeaba. Sus cabellos parecían negros bajo la luna, pero pude reconocer algunos mechones castaños que brillaban, Chopeí’i Lucius siempre tuvo maneras, tanto en su cabello como sus facciones que demostraban debilidad, su cabello claro lo demostraba. Conocí un par de hombres, como Sir Robert McConnall que tenía el cabello tan rubio casi aparentando blancura, pero eran fieros guerreros, aun así, considero que tiene los cabellos negros son verdaderos hombres de fortaleza física; la mayoría de los esclavos y presos tienen cabellos oscuros y los he visto levantar pesos que triplicaba el propio. Mi cabello es negro como la noche en el desierto.-primero báñate, desperdicio, no soportare tu olor más tiempo…-me ordeno, colocando su arma sobre su cinturón y asentí, manteniendo mi distancia, para no disturbarlo con mi olor. Estudie su figura, era alto, unos seis pies de alto o metro ochenta, según la regla de medición utilizada, y su cabello estaba atado en una coleta con una cinta azul, representando su posición como hijo del regente, aunque no era heredero directo al trono, tendría un lugar importante no solo como miembro de la familia gobernante sino  también porque los canticos así lo indicaron. 
Rodeamos el parque de flores, donde grandes laberintos naturales se formaban, no sería problema encontrar la salida pero la superstición obligaba a cualquier Adjumtuý  a no acercarse, acarrearía la perdida de los dedos del pie por tocar el piso santo de las almendras, no adecuado a los de mi especie. El doctor Monte Agudo quiso examinarme, demostrar que no somos más que seres humanos como cualquier otro, esta convencido que la majadería era lo que potenciaba nuestras habilidades y la chusma era quien inculcaba creencias en nosotros absolutamente infundadas; por supuesto, no deje que me examine, pero sin palabras, no solo porque el código así me lo indica, sino también porque es necesario demostrar con acciones lo que el necio no quiere ver, me corte con un cuchillo la piel de mi brazo, y durante dos horas vio, asombrado, como la herida se curaba rápidamente. La sangre Adjumtuý es la que impulsa mi corazón, pero también es la que me da capacidades para resguardarme de los peligros que pueden imposibilitar mi destino, por este simple motivo, además porque los canticos han indicado mi muerte el mismo día de mi nacimiento, es que mi misma sangre es la que facilita mi curación y me mantiene en condiciones para desempeñar mi función.  Detuve mi marcha, lo sentí incluso antes de que aparecieran, y baje la mirada cuando el Chopeí’i Morasto, el hermano menor de mi Chopeí’i Lucius, se aproximó junto a su blizur y dos Adjumtuý encargados de su cuidado.  Chopeí’i Morasto cumpliría 8 años dentro de unos meses, y esta era la primera vez que estaba en su presencia.
Corrió hacía nosotros, riendo y me sorprendió cuando escuche la risa de otro niño a su lado, quien pude identificar como su Blizur; algunos Chopeí’i tienen un vinculo fuerte con su blizur, incluso, escuche de mi Kansey que el blizur llega a ser el mejor amigo de su Chopeí’i, algo importante pero al mismo tiempo perjudicial. No comprendí sus palabras, aun hoy en día, cada tanto trato de analizarlas, pero aun así no tienen sentido alguno, es como si estuviesen codificadas de alguna manera, creo que esa es una de mis más grandes falencias. Me enfoque en la hierva, la briza la movía haciéndola bailar, esa es la grandiosidad de Ziruz, cada parte de esta, incluso el mismo aire, invita a vivir el mundo en su máxima expresión y belleza.- Lucius…-llamo a Chopeí’i Lucius, y por lo que presentía, se abalanzo hacía sus brazos; y quien nos estuviese observando, desde lo alto de alguna colina se desplazo hacía otro lado, llamando la atención de los Adjumtuý; levante la cabeza cerrando los ojos, y podía sentir como la sangre era potente, existía la posibilidad que fuese un letergo.-¿él es tu Blizur?- por su tono sentí que estaba contrariado, fue impresionante escuchar el corazón de su blizur latir con fuerza, podría jurar que estaba…asustado. Mire hacía él, y lo encontré escondido tras  chopeí’i Morasto, como si los deberes y el código se hubiesen modificado, y ya no fuese responsable del bienestar de su Chopeí’i; era un niño, casi de la misma estatura que Chopeí’i Morasto, pero nada en su porte denotaba alguna fortaleza sino que la presencia de su Chopeí’i era más fuerte, como si por sus venas corriera una veta guerrera y no en su blizur.
Chopeí’i Lucius no se giro hacía mi, sino que se quedo mirando hacía los Adjumtuý que escoltaban a su hermano y blizur; agitando la cabeza, paso la mano por los cabellos de su hermano, que cernía sus ojos verdes sobre mí, aferrando a su tembloroso Blizur tras de él, tomando su mano, creo que en señal de que no se moviera.-él es blizur Atielo…-informo, y pasando al lado de su hermano, tomo al blizur entre sus brazos para alzarlo; trate de no fruncir el ceño, pero fracase miserablemente, porque Chopeí’i Lucius trataba al blizur como un ser igualitario a él.- y no te preocupes, Germánico, él no te hará daño…-le susurro al blizur para tranquilizarlo, a lo que este asintió lentamente, sin estar muy convencido. Empuje cada sensación de desconcierto lo más lejos que pudiera, porque no se respetaba la regla, aunque el código no lo impone, pero si la regla es clara, y aun así Chopeí’i Lucius no la respetaba; tratar a un blizur como un igual era sorprendente pero no indicar su categoría y solo llamarlo por su nombre era más que anormal. Tuve la tentación de hablar, incluso más que cuando una lanza india atravesó mi estomago, pero me contuve no era mi deber indicar la regla a nadie y mucho menos a mi Chopeí’i.
Los adjumtuý siguieron a los chopeí’i y yo mantuve mi distancia, mi suciedad no tenía que molestarlos.- ¿así me veré después de que vaya a la guerra?- demando blizur Germánico tímidamente hacía mí, sin atreverse a mirarme.
-tu no iras a la guerra…-vocifero emocionado Chopeí’i Morasto, a lo que Chopeí’i Lucius dejo al blizur al piso, para ser abrazado por su Chopeí’i.- te lo dije muchas veces, tu no te iras a ningún lado…-y dirigiéndose a su hermano, continuo.- no voy a dejar que lo lleven a la guerra.- Chopeí’i Lucius sonrió por lo bajo y se arrodillo para tomar al blizur entre sus brazos, separándolo de su Chopeí’i.
-todavía hay tiempo para eso, y cuando llegue el momento no dejaré que te lleven ¿Qué fue lo que te dije, Germánico?- le pregunto alegremente, y el blizur frunciendo su ceño para luego sonreír, contesto.
-que tenga fe, y que eres un hechicero poderoso, Lucius…que harás todo posible.- Chopeí’i Lucius rio y beso su frente.
-no hay de que preocuparse, yo me encargare de todo…además, nadie jamás se verá tan horrible como blizur Atielo…-y los niños asintieron mientras reían, yendo hacía un costado, donde estaban la parte de la caballería real; los adjumtuý estaban por seguirlos, cuando Chopeí’i Lucius pronuncio.
-Ometo, Penton…- sin acotar la regla llamo a los dos adjumtuý.-…doblen la seguridad, no quiero que nada al azar ¿entendieron?- ellos asintieron y fueron tras el Chopeí’i y su blizur.- desperdicio…-confirme que de ahora me llamaría de esa manera y me concentre en él, sus ojos violetas estaban ligeramente vivaces, pero no de buena manera, como si estuviese consciente que era lo que sucedería, y no se intuía nada bueno.-tienes treinta minutos para asearte y nos encontramos en el maizal rojizo.-se apuró y fue hacía donde se realizaba la celebración.
Fui hacía la zona de entrenamiento, para ir hacía el establo donde había dejado mi bolso y antes de que pudiera descifrar donde podía bañarme, un letergo  se me aproximo.-blizur Atielo…- tendría unos 50 años y por la ausencia de su mano derecha, supe que debía hacerse cargo de abastecer a los Adjumtuý.-yueAdjumtuýXiomanon, Chopeí’iLuciusnosojoñokelwakzoñogüpanwakwoxokogoxüzokogoxogkoqboñogok (1).-tome mi bolso y lo seguí hacía el edificio hecho con piedra de la arenas de Alentio, resistente a cualquier ataque, donde residía la mayoría de los Adjumtuý que protegían la ciudad de Mayur. Abrió la puerta y algunos Adjumtuý y letergos, me estudiaron.-panuvokoogorokgowañ, blizurAtielo…(2)-me aviso letergoAdjumtuýXiomanon, desapareciendo tras una cortina de paja en un costado, un adjumtuý paso al lado mio, mientras que cruzaba sus brazos sobre su pecho. Creo que intento intimidarme con su altura, un metro noventa o seis punto cinco, según la regla de medición, y sus grandes músculos; mi estatura, aunque jamás me he medido, ronda el metro sesenta o cinco punto tres, según la regla de medición, y creo que lucía ridículamente comparado a él.
-¿zakoxokoykoqlogoruyublizurAtielo?(3)- se mofo, y varios rieron- yokelomas puy xaruopanvokelosoyokelwakrokelojoñoxoñopgoqrokelosuyjuymokelonoxuy, vokoxukeloxokeloykelosogosu (4)…-sobre su cinturón se mostraba un arma y sostenía una espada con punta curva en su mano derecha. Colocándose enfrente mío levanto su espada, apuntando a mi cuello.-…su pan vuyoñohoqokelwakzayokelopkoqblizurfochopeí’iLuciusyefranonlogoloñoqoñopankoqlogosonoñokel.(5)-sentí su envidia tras cada palabra, es algo que no lo llego a comprender pero si puedo destacar cada sentimiento. Levante mi mano izquierda cruzando los tres dedos del medio entre ellos, solicitándole que me indique si pertenecía a la guardia real. Arrugo la boca en señal que ni siquiera era parte de la excelente guardia, así que su muerte no era perjudicial para nadie. Por lo que tome moví rápidamente con mi muñeca la espada a un costado, y antes de que pudiera reaccionar, me abalance hacía delante, tomando con mi mano izquierda su muñeca rompiéndola, antes de que pudiera gritar mientras que sus ojos se llenaban de horror tome su espada y la abanique cortando su cabeza. El cuerpo cayo hacía atrás, y logre sostener la cabeza entre mis manos, sujetándola desde los cabellos; tire la cabeza hacía el grupo que estaba a mi derecha y saque entre mis ropas mi espada y mi arma apuntando hacía varias direcciones, inclusive arriba donde varios adjumtuý salieron de sus habitaciones llamados por el ruido.
-¿wakforusoñuynopnokelolonu, blizurAtielo? (6)- se quejo letergo Xiomanon  cuando apareció tras la cortina, no baje mi guardia, ya que varios querían atacarme-¡hogokelosqopürop!(7)- ordeno furiosamente, y lo hice, las ordenes van por encima de la auto preservación; a lo que los demás Adjumtuý lo hicieron pero sin dejar de mirarme.-¡bokelosgowañ! KanseyQuenevarokelgoboñoyunogolokelgosuyfozoñ(8)-hizo alusión mi maestro o Kansey, ya muerto.-¡yefranonzyonokelojopanqueñoroñogüpanonokelfoyopozookel(9)- lo seguí tras la cortina de paja y fuimos por un corredor largo, hasta llegar a la ultima puerta.-goyokelogonokelyefranonbokeloasonu ti Chopeí’iLucius.(10)-se fue y me introduje a la habitación, tenía cama, un pequeño armario a un costado y un tina de madera con agua caliente en el centro, junto a los utensilios para asearme.
Deje mis cosas a un costado y comencé a quitarme mi vestimenta, pero antes de llegar a mi bozal me mire en el espejo de pie que estaba en una esquina; las cicatrices de mi cuerpo eran varias y variadas, la más importante era la de mi estómago y la de mi pierna derecha, y vi la mugre que tenía mi piel; pase la mano por mis cabellos, estirándolos ligeramente, y me di cuenta que estaban creciendo, por lo que tome la pequeña navaja, después de mojarme la cabeza y comencé a raparme, era más fácil evitar los piojos y pulgas de esa manera. Tan pronto termine, me aleje del espejo y me saque  mi bozal, el código que había impartido mi castigo, evitaba que pudiese mirarme al rostro, así que no sabía como era en la actualidad; me introduje a la tina y aunque intente reprimir la sensación, me agrado el agua caliente sobre mi piel, como si me abrazara cálidamente y quitaba el dolor de los latigazos en mi espalda. Podía tener un efecto adormecedor pero me bañe rápidamente, sin dejar huella de mugre; el agua termino marrón después de que salí de esta. Saque de mi bolso algunas ropas limpias, que había preparado concienzudamente para tener un repuesto para momentos como estos; guarde la ropa sucia, la lavaría en el barco, guarde el jabón, y me coloque nuevamente mi saco junto al bozal.
Más relajado, no es que me gustase tener la piel en las condiciones que estuvieron mas no tuve otra opción, y fui rápidamente hacía el punto de encuentro con mi Chopeí’i; el maizal rojizo era el campo utilizado por los cantores cada fecha oportuna para establecer algún cantico importante, estaba rodeado por cuatro templos con murallas rojas que delineaban y enfocaban las energías de los astros para encauzar las predicciones. Cada cantor cada vez que termina su labor, según como haya sido la predicción, moría o caía en un sueño pesado, quedando petrificado en el tiempo, sin envejecer ni alterarse hasta que otro cantico fuese necesario; durante su descanso, dormían en cualquiera de los cuatro templos rojos. Solo unos pocos, aquellos que debieron morir al nacer son los que resurgen como cantores, así que no están vivos per se; nadie puede interpretar los canticos, pero si quienes son los elegidos para realizarlos, los canticos pueden ser beneficiosos como no, solo cuando el cantico se haya realizado se sabe de que naturaleza eran. Fui hasta el maizal rojillo, pasando entre medio de los templos rojillos, note que el suelo estaba perdiendo color verde, tomando cierta tonalidad rosa…dentro de unos meses habría otro cantico.
Lo sentí nuevamente, estaban mirando mi dirección pero esta vez no era uno Adjumtuý o un letergo, sino que su inspección era más descarada y descuidada, ya que escuche como rompió una rama a menos de 200 metros. Espere a su próximo movimiento, pero nada sucedió, también estaba esperando; entonces, note a mi derecha a alguien sobre un cabello, era Chopeí’i Lucius seguido por otros tres caballos, dos con bultos y uno solo libre; cuando, quien me observaba, se dio cuanta de su presencia, comenzó a moverse sigilosamente, así que me oculte tras de unas de las paredes de los templos. Chopeí’i Lucius no intento llamarme o preguntarme que sucedía, sino que se quedo esperando, cubierto por una capa que ocultaba su rostro. Sin hacer ruido, trepe las pared, saltando para sostenerme del marco de una ventana, y me sorprendí cuando sin querer mira dentro encontrándome con un cantor mirándome directamente a los ojos. Su rostro era joven, no aparentaba más de 8 años, así que por unos cálculos rápidos creo que rondaría los 40 años; creo que no se sostenía de nada sino que estaba elevada en el aire como sino necesitara la tierra. Su piel era blanca y cabello blanco, pero lo inquietante era la falta de ojos, sino que solo tenía las cuencas sin ojos oculares, y aun así me estaba mirando; tras ella, habían otros siete cantores, y cada uno me sonreía, algunos eran aparentaban más edad que ella, otros eran más pequeños. La cantora, modulo la boca, y no comprendí a lo que se refería, pero si lo había leído en sus labios, y me sonrió cruelmente. Todo duro una fracción de segundos, no tenía permitido como Adjumtuý estar presente frente a un cantor, solo los sacerdotes que se manipulan entre las sombras pueden verlos y por primera vez en mi vida, mi corazón latió con fuerza, y mis piernas perdieron vigor; me compuse rápidamente, subí al techo del templo. Me agache, y sentí como el sujeto se movía rápidamente hacía Chopeí’i Lucius y me tire de cabeza del techo sacando mi navaja, para caer encima de él y apretar el cuchillo sobre su tráquea; trato de luchar, pero mantuve mi agarre, supuse que Chopeí’i Lucius quería interrogarlo. Era un hombre grande pero sin conocimiento en combate cuerpo a cuerpo; Chopeí’i Lucius se aproximó, para estudiar al hombre.
Examine su perfil, y me di cuenta que era un fugitivo, uno de los tantos que huían al castigo y se escondían en los senderos de Ambrusia, no hay que acotar lo obvio, ellos harían todo lo posible para no cruzarse con un Adjumtuý, mucho menos un blizur, y aun menos no atacarían un Chopeí’i.  Y aun así, él estaba en Mayur en un burdo intento de matar al hijo del regente.-suéltalo, desperdicio…-me ordeno Chopeí’i Lucius, hice lo que se me fue dicho, no porque lo considerase pertinente, podía matarlo rápidamente, y el fugitivo temeroso fue hacía el negrura de la noche.-…no hubiera podido hablar, no tenía lengua…-me indico, descubriendo su rostro, y vi que tenía una barba falsa, intentando disfrazarse.-…no llegara muy lejos, ya esta muerto, quien lo haya enviado lo torturara por no matarme….-suspiro pesadamente, apretando la mandíbula, y paso su vista por todo maizal rojizo, hasta que se detuvo en el templo.-…vámonos de una vez, este lugar me da escalofríos…-lo seguí pero antes de subir a mi caballo, mire por últimamente hacía la ventana del templo y vi a la niña despedirse de mí mientras que las venas bajo su piel se tornaban negras, mi corazón palpito fuertemente y un cosquilleo recorrió mi cuerpo, haciéndome estremecer…creo que esto es lo que llaman tener miedo.

(1)yueAdjumtuýXiomanon, Chopeí’iLuciusnosojoñokelwakzoñogüpanwakwoxokogoxüzokogoxogkoqboñogok: soy adjumtuýXiomanon, chopeí’iLucius indico que tienes que prepararte para el viaje
(2)panuvokoogorokgowañ, blizurAtielo: espérame aquí, blizurAtielo.
(3)¿zakoxokoykoqlogoruyublizurAtielo?: ¿tu eres el famoso blizurAtielo?
(4)yokelomas puy xaruopanvokelosoyokelwakrokelojoñoxoñopgoqrokelosuyjuymokelozoxuy, vokoxukeloxokeloykelosogosu: según los rumores pensé que medirías al menos dos metros, pero eres enano
(5)su pan vuyoñohoqokelwakzayokelopkoqblizurfochopeí’iLuciusyefranonlogoloñoqoñopankoqlogosonoñokel: no es posible que tu seas el blizur de Chopeí’iLucius y facilites el cantico
(6)¿wakforusoñuynopnokelolonu, blizurAtielo?: ¿Qué demonios has hecho, blizurAtielo?
(7)¡hogokelosqopürop!:¡bajen las armas!
(8)¡bokelosgowañ! KanseyQuenevarokelgoboñoyunogolokelgosuyfozoñ: ¡ven aquí! kanseyQueneva me aviso hace años sobre ti
(9)¡yefranonzyonokelojopanqueñoroñogüpanonokelfoyopozookel!:¡y ustedes limpien este desastre!
(10)goyokelogonokelyefranonbokeloasonu ti Chopeí’iLucius: aséate y ve junto a Chopeí’iLucius

miércoles, 1 de agosto de 2012

LA NATURALEZA DE T.R. STEELE

LES DEJO PARA QUE DISFRUTEN MI NUEVO FIC, PUEDEN ENCONTRARLO EN FANFICTION: http://www.fanfiction.net/u/2203009/Josenso_di_Farias

BUENO ESTE ES MI PRIMER FIC DE "FIFTY SHADES", ASÍ QUE ESPERO QUE LO DISFRUTEN, BESOS.
EL SIGUIENTE FIC ESTA CATALOGADO BAJO CATEGORÍA M POR MUCHOS MOTIVOS, ASÍ QUE POR FAVOR, LEAN A CONSCIENCIA.
DISCLAIMER: LOS PERSONAJES SON DE PROPIEDAD DE E.L. JAMES.


.1
Podía sentir el zumbido lejano, pero aun así no contesto, lo prefirió de esa manera. Llevaba cinco minutos despierto, y aun no se presentaba el alba; había una persona en el mundo que sabía que él ya estaría despierto y quería una respuesta pronto, así que le estaba bombardeando con mensajes de texto. Apretó los dientes, mientras se sentó y se concentro en la oscuridad en su habitación, cuando el móvil se agito nuevamente realmente considero en tirarlo contra la pared, pero el aparato le había costado dos sueldos completos por lo que tenía que conservarlo en perfectas condiciones. Busco a tientas el móvil a los costados de la cama y cuando lo sintió, abrió para contestarle, no lo convencería, no cuando durante años espero el momento adecuado para hacerlo. Ni se digno a leer el contenido del mensaje y lo borro automáticamente, levantándose dio comienzo a un nuevo día, aun cuando apenas eran las cinco de la mañana. Su cuarto desordenado, era su desastre y así se quedaría, aunque sabía que tenía que acomodarlo para demostrar que era una persona responsable, por más que tenía un trabajo y muy buenas notas en casi todas las clases. A sabiendas donde estaba cada cosa en el piso, como si pudiese ver en medio de la total negrura de su habitación, salteo los obstáculos que se formaban con sus cuadernos, revistas, libros y algunas piezas de maquinaria tanto automotriz como aeronáutica.
Tan pronto como alcanzo la puerta predio la luz, ajustando su visión a la reciente claridad, frunció el ceño al ver que el baño tenía cada cosa en su lugar, agito la cabeza molesto, su abuelo lo había hecho y no le gustaba que no le hubiese informado de eso. Sus ojos azules se enfocaron en su rostro a través del espejo y estudio su incipiente barba, tenían razón, tenía que afeitarse urgentemente; muchos jóvenes de su edad estarían más extasiados de tener una barba para mostrar ante el resto, a él simplemente le parecía antihigiénico. Se enjuago el rostro para despabilarse por más que no lo necesitara, estaba nervioso y eso no era bueno para nadie; suspiro pesadamente y escucho como el móvil zumbo desde la habitación, así que apretó sus manos a los costados del lavado, nadie se lo impediría, y se arrepintió haberlo contando. Levanto la mirada y estudio los contornos de su rostro, sus pómulos altos, su dura mandíbula y como le molestaba la forma de su nariz, se parecía demasiado a ella y nada era más incomodo que eso. Su mano se estuvo por mover, pero reprimió el impulso, era duro y lo estaba logrando, dentro de poco lo dominaría todo y sonrió feliz de si mismo.
Después de asearse, se vistió rápidamente, con unos jeans gastados, agujereados a la altura del muslo y una camiseta sin mangas negra, que contrastaba con su piel blanca. Se dirigió hacía la cocina y prendió la luces, sintiendo el aroma a café en el ambiente, otra copra inteligente, la cafetera de sus sueños, le había costado un sueldo completo pero valía la pena. Abrió la alacena y saco la bolsa de pan, abriendo el paquete noto la punta enmohecida del primer pan; sin preocuparse corto la punta, tirándola al tacho de la basura, y comió un pedazo de pan mientras se servía café sin azúcar. Estiro su espalda mientras estudiaba hacía la oscuridad el patio, no tenía la costumbre de sentarse a desayunar o almorzar, en resumen, no se relajaba en ninguna comida; durante años su abuelo, más los demás, intentaron inculcarle disfrutar la comida, pero su obstinación fue más fuerte y todo el mundo se acostumbró que comiera parado o rápidamente para realizar una actividad automáticamente. Había escarcha en el piso y aunque la cocina estaba ligeramente fría, no lo sentía, podía soportar el frio sin problema alguno. Su atención la atrajo una nota sobre la puerta de la heladera, sostenida por un imán y un escalofrió, que no tenía nada que ver con el clima recorrió su cuerpo. En ese momento no pudo evitarlo y paso la mano por sus cabellos, nervioso, y su record de no realizar esa acción por dos semanas se había roto.
Respiro hondo, porque podía enfrentarlo, no importaba nada más, estaba planeado y así se realizaría; dejo el café a medio tomar y tomo un abrigo junto a su mochila, dirigiéndose hacía la calle mientras que de fondo algunos pájaros cantaban. Camino unas calles escuchando música de su reproductor y el humo que se formaba de su respiración por el clima fresco le pareció entretenido. No tuvo que esperar ni un minuto cuando el bus de las 5.25 apareció, y subiendo saludo al conductor, que ya se había vuelto su amigo.-hola chico ¿al trabajo?...-él bostezo antes de contestar.
-si…hay que trabajar para vivir ¿no es cierto?-el conductor asintió mientras manejaba, y el joven se quedo parada cerca de la puerta, era un viaje relativamente corto, además le gustaba la compañía del viejo conductor.
-ojala que mis hijos fueran como tu…ayer despidieron a Matthew…de nuevo…-relato sobre su hijo mayor y el joven sonrió un poco.
-no se preocupe, algún día va a cambiar y crecerá…-el bus giro hacía la zona céntrica y se detiene enfrente de un café.
-espero que sea así chico, nos vemos…-y el joven desciende despidiéndose con la mano. Saco el juego de llaves de su pantalón y abrió la puerta trasera, no sin antes mirar a todos lados, las advertencias del peligro de su abuelo habían desarrollado cierto tipo de paranoia hacía los robos. Tan pronto entro, prendió todas las luces y así comenzó la mañana de T.R. prendió las maquinarias y el calor de los hornos comenzó a aumentar el ambiente. Estaba todo limpio, como el día anterior lo había dejado y se sentó a un costado de la barra, cuando escucho un ruido tras él.
-¡por el amor a Dios, chico!...-entro un señor de unos cincuenta años, regordete y con bigote agitando la cabeza fingiendo molestia pero su sonrisa demostraba que no estaba enojado.-… ¡me haces sentir como un perezoso! ¿Jamás duermes?
-hola, Mike….-saludo sin darse vuelta, mirando un cuaderno de matemática, no había resuelto un ejercicio y eso le estaba molestando.-…el café ya esta listo…-señalo hacía la cafetera.
-en serio muchacho… ¿Cómo lo haces?-T.R. no entendió a lo que se refería, sacando unos lentes de su mochila, frunció el ceño. El hombre giro los ojos, sirviéndose café.-…trabajas aquí, estudias y por lo que sé tienes muy buenas notas, estas en el equipo de atletismo de tu instituto y ayudas a tu abuelo… ¿Cómo lo haces?...te diría que salgas pero sé que todos los sábados sales y Dios sabe que harás…-T.R. sonrió y se enfoco en el ejercicio, mucho más cómodo con los lentes puestos.- creo que lo que te falta es una novia…-indico tomando un sorbo del café, apretando el dispositivo que levanto la persiana para abrir el local.
-no gracias…-se encogió de hombros, sacando el cartel de los precios a la calle.-…no necesito novia, siempre consigo lo que quiero…-menciono y Mike suspiro resignado.
-con todas las chicas lindas y buenas que revolotean alrededor tuyo, T.R., siempre elegís las chicas fáciles…lo entiendo, me hubiese gustado tener la atención que tienes a tu edad, pero cuando seas grande te darás cuentas que necesitas una chica buena al lado tuyo…-le instruyo y el primer cliente cruzo la entrada al café.
A las 7.15 se apuró para ir a clases, ese día no tenía que trabajar a la tarde, todo en su vida estaba perfectamente cronometrado incluso la cita con el doctor a las 16hs. Cuando llego al establecimiento cada persona se enfoco en él, era el joven más apuesto de la institución e incluso algunas jóvenes, aseguraban que del mundo. Su cabello negro junto a sus ojos azules, aparte de su gran altura y su porte refinado y musculoso parecía sacado de una portada de revista, pero había algo en él, esa distancia que establecía tácitamente hacía todo el mundo que le daba más carisma. Nadie sabía mucho de él, había llegado hacía unos cuatro años junto a su abuelo, ambos se mudaron a una pequeña casa y desde siempre el joven trabajo haciendo cualquier tipo de tarea. Era agradable y bueno con los demás, pero algo en su mirada establecía que tenía más conocimientos en muchas cosas que el resto de los demás; el único problema que había acarreado en el instituto era una tatuaje en sobre su omoplato izquierdo, que lo tenía desde los 13 años, un completo rebelde de una manera extraña. La mayoría de las chicas se quedan después de hora, los días de práctica, para estudiar el cuerpo de ese joven de 16 años, como se denotaba el hermoso hombre que se estaba formando.
Cuando paso por las puertas, saludo cortésmente a su paso y nadie podía entender que con el frio él estuviera con las mangas remangadas.- hola…-se le acerco Steve palmeando su mano, T.R. se dirigió a su locker y saco algunos libros.- mañana fiesta en el acantilado…-le recordó, las fiestas cuando T.R. iba se volvían inolvidables, no solo por la cantidad de jóvenes que aparecían deseosas de tener una oportunidad con él, también porque T.R. sabía como conseguir buena hierva.
-veo que puedo hacer…-acoto y un grupo de chicas se abalanzo para rodearlo.
-hola, T.R…-sonrió una Barbie que llamada Megan, con la cual T.R. se había acostado hacía dos semanas y ella quería repetir la experiencia.-…no me llamaste…-hizo un puchero mientras que su sequito rio tontamente. Él sonrió y se inclino hacía ella para susurrarle al oído.
-cuando quieras, me mandas un mensaje aun tengo tu tanga rota, Megan…-y se fue hacía otro lado de pasillo, dejándola colorada. Las primeras asignaturas pasaron rápidamente, cuando llego la hora de comer se fue junto a sus amigos hacía la cafetería. Como todos sabían, se quedo parado mientras hablaba con los demás y degustaba su comida.
-¡vamos hombre! Me pones nervioso cuando no te sientas…-le recordó Alfred pero T.R. le ignoro, cuando sintió su móvil vibrar por veintava vez en la mañana. Curioso, ya que el móvil estaba sobre la mesa a la vista de todos, Peter demando.
-¿Por qué no contestas?- T.R. tomo un trago de agua y miro hacía su bandeja de comida.
-porque ya sé quien es y no quiero hablar….-informo y todos se extrañaron al presenciar cierto decaimiento en T.R. generalmente nada parecía afectarle pero en los últimos días se notaba distraído. De pronto la puerta que unía el pasillo a la cafetería se abrió y el director seguido por un hombre en sus cincuenta pero de compleción dura, vestido de negro y con anteojos que ocultaban sus ojos entraron mientras que el director señalaba hacía la mesa donde se encontraba T.R. todos se impresionaron ante el porte del señor y T.R. miro hacía la otra puerta que vinculaba con el patio de la escuela, pero esta se abrió apareciendo otro hombre también vestido de negro y con anteojos, musculoso para mirar hacía el joven.
-¿Qué mierda?.-y por primera vez desde que lo conocían, T.R. se sentó, apoyándose sobre el respaldo mientras cruzaba los brazos. El director llego a ellos, junto al hombre, y nervioso hablo hacía él.
-señor Steele….este hombre quiere que le acompañe- y el hombre en traje miro fijo al joven tras sus gafas.
-hola Taylor ¿todavía sigues trabajando para ese explotador? sabes que la esclavitud no existe ya ¿no es cierto?- el segundo hombre se acercó y T.R. apretó la mandíbula, toda la cafetería era espectadora de tal cambio en el joven, como se tensiono como nunca, casi pareciendo peligroso.
-señor Gr…-dijo Taylor, y las facciones de T.R. se enfurecieron.
-soy Steele, Taylor…-pero el hombre no contesto, el adolescente giro su cabeza hacía el segundo hombre.- ¿Qué tal, Luke? Ha pasado un tiempo.
-exactamente tres meses, Señor Steele…-procuro no cometer el mismo error.
-¿Quiénes son?-logro formular Steve, pero T.R. pareció contemplar más a allá de la situación, algo en él hizo que Luke esperara lo imprevisto, porque conocía al joven y era fiel hijo de su padre. Pero Taylor no demostró perturbación.
-no lo hagas difícil…-le informo, y el director se asusto, no solo por el tono seco del hombre sino por la apariencia contenida del joven.
-señor Steele, su abuelo llamo para avisarme que debe ir con estos caballeros…-los ojos del joven se ciñeron furiosos hacía el director que tembló para regresar al hombre llamado Taylor.
-tengo que acompañar a mi abuelo a la tarde…
-todo esta arreglado…-le respondió rápidamente, y una sonrisa maliciosa apareció en los labios de T.R.
-podría derrumbar a Luke y huir ¿lo sabes?- y por primera vez, Taylor sonrió relajado.
-si, eso es cierto…-coincido logrando que Luke mirara a Taylor ante la seguridad de sus palabras, como si eso fuese posible, pero había visto una vez al joven enojado y fue más que suficiente para saber que tenía una furia inusitada dentro de él. Todos en la mesa, y en la cafetería, estaban fascinados ante la situación.-…pero todo lo que sabes te lo enseñe, y sé exactamente como detenerte, Ted…-el joven sonrió, agitando la cabeza, y se levanto, tomando el móvil en la mesa.
-nos vemos, chicos…el maldito dueño del universo quiere verme…-pronunció con asco, sus amigos fruncieron el ceño mientras que el joven cruzaba su bolso rotoso por su pecho y se dirigía, junto a los dos hombres a al patio.
-¿Cómo esta tu esposa Luke?- demando suavemente Ted, y Sawyer sonrió ligeramente.
-bien, señor Steele…-y el joven tuvo que pasar entre medio de otros tres hombres vestido de trajes, que expedían de sus cuerpos la impronta de servicio secreto, mientras que toda la escuela observaba como el joven Steele, un joven de tantos atractivos y misterios, se subía a un todo terreno con vidrios brindados marchándose del establecimiento.
Durante el viaje, el joven se quedo callado mientras miraba los mensajes, que se acumularon hasta llegar a 43, donde le advirtieron sobre la llegada de Taylor y Swayer; y la llamada perdida del desgraciado que odia ver. El viaje duro tres horas, y no llamo a su abuelo, sabía que él había permitido esto y no se lo perdonaría fácilmente. Cuando llegaron al centro de Seattle, las majestuosas torres se levantaban a su alrededor y controlo la ira que llenaba cada célula de su cuerpo y marco unas teclas de su móvil.
De: T.R. Steele.
Fecha: 20 de marzo de 20.. 14:45
Para: Phoebe Steele
Asunto: creo que mataré a alguien…
Gracias por avisarme…(si no lo entiendes, esta dirigida con todo el sarcasmo del mundo)
Apretó enviar y se fijo en las calles, cada tanto miraba por el espejo retrovisor a Taylor y Sawyer, pero no podía saber nada por facciones, entonces su móvil vibro.
De: Phoebe Steele
Fecha: 20 de marzo de 20.. 14:46
Para: T.R. Steele
Asunto: tengo dinero ahorrado para la fianza…
Te avise, tu no quisiste leer los mensajes…
No creas que no me di cuenta lo del apellido..
¿vienes a tomar el té? Tengo galletitas dulces…de las que te gustan XD
Giro los ojos, solo su hermana tenía la habilidad de escribir tan rápido. Sonrió, hacía varios meses que no comía esas galletitas, jamás aprendió a hacerlas sin quemarlas.
De: T.R. Steele
Fecha: 20 de marzo de 20.. 14:49
Para: Phoebe ¡STEELE!
Asunto: sabes como llegar a un hombre…
Si no termino vomitando después de verlo, puede que pase, no sé todavía.
El vehículo se detuvo, y enseguida Sawyer bajo, para abrir la puerta trasera. Suspirando pesadamente, miro hacía el gran edificio lleno de vidrios y estiro la espalda para darse paciencia para lo que enfrentaría. Entro al edificio y fue guiado directamente hacía un ascensor privado, mientras muchos curioso miraban al joven, y aunque no lo conocían muchos intuyeron quien era por su simple presencia y algunas facciones, además de los guardias que le seguían el paso.
Llegando al piso 20, fue directamente a una oficina, sin mirar a las asistentas, que abrían los ojos al ver al joven, era idéntico a al jefe en tantos aspectos. Taylor le indico para que se acomode en la oficina.-ahora viene, Señor…-y antes de que pudiera decir su apellido, el joven le tiro una mirada envenenada, que hizo callar al guardaespaldas. Una secretaria, alta, rubia y pulcramente vestida, entro para luego demandar.
-¿desean tomar algo, señor…?- no quiso tentar a la suerte, no sabía quien era el muchacho, aunque podía presentirlo, pero el jefe no había mencionado ninguna cita a ese horario, así que no sabía con quien estaba hablando. T.R. negó con la cabeza sutilmente, mientras se apoyaba hacía el gran ventanal mirando hacía la calle, estudiando cual era la probabilidad de sobrevivir a la caída libre si eso le permitiese escapar. De pronto, secretaria se retiro junto a Taylor sin decir una palabra, mientras que la puerta se abría de par en par, pero el joven no levanto la mirada, podía sentir su presencia, era un radar que había activado en su piel y ahora le picaba.
-hola Ted…-saludo suavemente el recién llegado, mientras que sus ojos grises se quedaron con el joven.
-¿Qué es lo que quieres Grey?-le pregunto enojado, y fue ahí cuando se digno en mirar hacía el hombre de 44 años, que tenía cada cabello cobrizo de su cabeza sumamente acomodado y con un traje perfecto para su esbelta figura, remarcando cada contorno de su musculoso cuerpo.
-en primer lugar…que me llames papá.- le contesto con un deje de ira el señor Christian Grey.

Espero que les haya gustado. Hasta el próximo capitulo.

viernes, 27 de julio de 2012

LUCIUS

 PRIMER CAPÍTULO

ADJUMTUÝ

Una vez escuche, en virtud del espíritu que dejo la revolución plebeya en el ahora conocida Republica Francesa,que lo que determina a un hombre son los actos y como defienden sus ideales, pero ¿Tengo ideales? ¿Tengo convicciones? Y si no los tengo ¿me hace menos persona que los demás? Todo lo que sé es lo que me enseñaron, es parte de la crianza y de lo necesario para sobrevivir cada día, porque esto es lo que soy y jamás me lo plantee de otra manera. Cumplo automáticamente cada función asignada, con la mayor prontitud y excelencia, la equivocación no es tolerada, no por el castigo, aunque no sería prudente manejar una espada con dos dedos menos o escuchar los pasos del enemigo sin una oreja, y eso solo sucede cuando el castigo es leve; pero no puedo fallar, no lo podría tolerar, no solo porque me lo enseñaron de esa manera sino también porque implicaría la muerte de mi chopeí’i. Jamás pregunte a  ningún otroblizur si  les importaba la muerte de su chopeí’i, habíamos nacidos para cuidarlos, protegerlos hasta la muerte, pero aun así, no sé si a alguno realmente le afectaba la muerte de ese ser que tenemos que cuidar. El mundo no cambio a lo largo de los siglos, las herramientas, las costumbres, los pensamientos se desarrollan pero la esencia sigue ahí, no se altera, todo se disfraza pero la verdad sigue bajo cada mascara, así uno puede predecir como todo se desarrollara, no es difícil solo hay que prestar atención y atender a lo verdadero, lo que se encuentra bajo la superficie. Pero nosotros no cambiamos, los Adjumtuý no podemos cambiar, seguimos combatiendo en las mismas armas, apenas siendo modificadas a lo largo de los años, sumamos otras pero lo que algunos pueden considerar primitivo nosotros lo denominamos efectivo.
No importa la malla o escudo que lleve un contrincante, cuando se coloca al frente, mirándolo directamente a los ojos, una cuchilla atravesada en el muslo, después de girarla para destruir la arteria, es más eficiente que cualquier otra cosa, las proyectiles toman más tiempo y son tan ruidosas que atraen la atención  de personas molestas. Por lo que lo primitivo es lo fundamental si sabes como manejarlo. Una vez indicaron que mi mente esanalítica, no supe si tomarlo como un elogio o un agravio, al tiempo entendí que era solamente la realidad, aunque a un  letergo  no le gusto y lo intuí al instante, esa misma noche fue en busca de mi cabeza. Aun no lo comprendo, tal vez se veía amenazado por algún motivo, por más que yo tuviese un chopeí’i  y eso me quitaba cualquier posibilidad de tomar su puesto en el futuro; tuve que cortarle la lengua para que no gritará mientras apuñalaba 37 veces en su pecho, con los Adjumtuý hay que ser precavidos, porque yo lucharía hasta más allá de la muerte, no sé nada mejor que luchar, ninguno de nosotros sabe nada más. Muchas civilizaciones creen que los Adjumtuý somos ignorantes y tenemos caras deformes, no sé si tengo rostro deforme, hace rato que no lo veo, es parte de mi penitencia, además de no hablar, hace 2548 días que no he dicho ni una palabra en voz alta. Por más que los sables perforen mi piel y las balas atreviesen mi cuerpo no puedo gritar, mi código no me lo permite, tengo que aferrarme a mi sentencia hasta que se de por concluida. E incluso en el imperio Germánico nos llaman Tier*, porque nos alimentamos, en ocasiones, de carroña como los animales; la opción sería alimentarnos de otros seres humanos, por lo que hay que optar por la carroña.
Volviendo al tema de los chopeí’i , cada uno conoce al suyo desde el mismo momento que se nace, yo por mi parte, tuve que esperar tres años hasta que naciera mi chopeí’i, los cantadores lo avecinaron de esa manera pero fue extraño un Blizursin nadie a quien proteger. Lo positivo es que cuando me presentaron a mi chopeí´i  ya tenía conciencia para aceptarlo, no fue necesario que fuésemos criados juntos, pero por algún motivo mi entrenamiento fue acelerado; de esta forma, en el cuarto año de mi nacimiento, me encerraron en las mazmorras podridas de la provincia de Danne, para que aprendiera a sobrevivir entre las ratas. Hasta mi decimo año solo había visto dos veces a mi chopeí’i , y lo sucedido en nuestro ultimo encuentro fue lo que ocasionó mi sentencia.  Otro contrapunto con los demásBlizur, aparte de que soy más grande de edad, yo no desarrolle una unión con el chopeí’i , de todas formas tuve que focalizarme en lo importante, aprender y adaptarme a cada situación hasta que tuviese que ocupar mi lugar. De hecho, el kansey que me superviso mi enseñanza se dio cuenta de algunas falencias, las cuales, no podían ser solucionadas sin romper el código; solo el chopeí’i puede ordenarme romperlo, pero no veo el interés para que lo haga, de todas formas no pueden afectarle mis fallas.
A partir de mi onceavo año, tuve que marchar al frente, otros países nos consideran mercenarios cuando somos jóvenes o nos encontramos sin un chopeí’ia proteger, ya que somos vendidos al mejor postor por un tiempo; viaje al nuevo continente para formarme, destripando indios. Estuve ahí por menos de dos años, cuando fue necesario ir hacía la india para desempeñar mi rol para apaciguar a las colonias, de todo mi entrenamiento lo que realmente me sorprendió fue Japón, ahí aprendí lo que jamás pude imaginar y aun conservo. Por eso considero que los Adjumtuý no somos ignorantes, es necesario prever cada mecanismo de defensa, ideando otros, porque todos luchan con sus armas alrededor del mundo, pero esta en cada ser humano la impronta de sobrevivir y es algo que es difícil de destruir; además tenemos que manejar distintos idiomas y respetar cada estilo de vida. Nuestros atuendos son los que dan la impresión de sanguinarios y primitivos; cada uniforme esta conformado por un gran saco que llega hasta los pies, con cuello alto cerrado al frente, armadura de metal a la altura de la espalda que es sostenida por ganchos al nivel de los hombros, dando la sensación de que somos más grande de lo que realmente somos. Aparte de los sombreros de tres puntas, tenemos un bozal en la boca, con puntas de metal hacía afuera y adentro para aislar los malos espíritus que puedan contaminarnos del exterior o nosotros queramos atraer; los zapatos son de metal en el talón que puede cortar mejor que una hoja afilada, y esta recubierto con piel de caballo (es más dura y resistente), yo preferí usar piel de búfalo ¡que hermoso espécimen! Pensé que era algún tipo de demonio cuando lo vi por primera vez, y sabía que me ayudaría a proteger mis pies en la nieve.
Cada momento de nuestros días esta destinado a instruirnos, no solo en la guerra sino también en asistir a los chopeí’i, sé exactamente lo que le agrada y desagrada, además de como ayudarlos desde el alba hasta la penumbra. Es imperante que nos manejemos con el mayor disimulo ante ellos, para que se acostumbren a nuestra presencia, y así no entorpecer su labor; hace unos años, en Sevilla, vi al chopeí’i Oclates junto a su blizur, fue una experiencia desconcertante al ver como interactuaban, como si hubiese algún tipo de amistad…esa misma noche fui a la recamara del chopeí’i Oclates y le encontré teniendo relaciones sexuales con su blizur. Tuve que partir al instante, no quería un enfrentamiento con el blizur, que si se dio cuenta de mi presencia; no es recomendable matar a un Adjumtuý cuando esta con su chopeí’i, me podría costar mi pierna derecha en un juicio. Ese día entendí que muchos chopeí’i utilizan a su blizur no solo para facilitar su vida, además de protección, sino también con propósitos menos loables; de todas formas, no  era un tema de mi incumbencia y puedo afirmar con suma seguridad, que mi chopeí’i  jamás me pedirá que realice tal acción para él, porque mi chopeí’i me detesta.
Era el cuarto mes de viaje, tenía que estar presente  al cumpleaños número 17 de mi chopeí’i,sus estudios universitarios se habían aplazado un año, los cantores junto a la Regencia así lo habían establecido; por lo que pude enterarme había una gran expectativa alrededor de mi chopeí’i, muchas irregularidades desde su nacimiento lo rodeaban, y eso implicaba también muchos peligros. Los canticos, como la tradición lo marca,serían conocidos el día que esta se cumpliese, así que estaba a ciegas, mi deber era proteger a mi chopeí’i y entendí la frustración de muchos Adjumtuý, y en especial, los blizur como yo. La tormenta que toco el océano Índico atraso 3 semanas mi llegada por lo que no podría ayudar en los preparativos en la celebración. El castigo por mi retraso sería grande, pero no implicaría ninguna amputación, no cuando mi chopeí’i necesita su escolta lista y completa antes de viajar a Inglaterra para comenzar sus estudios.  Aun después de dos meses en la misma embarcación, ningún tripulante se me acercaba, incluso entre la población de Ziruz, los Adjumtuý, especialmente los blizur como yo, somos temidos….tienen razón de temernos. Se alzaba el sol en el oriente cuando llegue al puerto, sería un viaje de día y medio que tendría que realizarlo en menos de 13 horas. El barco estaba anclando, y cerré los ojos, trazando en mi mente el camino a seguir; la última vez que estuve en Ziruz fue hace 7 años, y aun podía recordar cada llanura y montaña. Tenía que esquivar el lago de Mortrita, las espinas que le rodeaban eran muy grandes y podían lastimar al caballo, entorpeciendo todo el viaje; las montañas de Roprinto estaba descartadas, así que me tenía que arriesgar con las arenas de Alentio, solo esperaría que el suelo no se trague al caballo ni a mí.
Alguien tosió a un costado mío, y tuve que enfocarme en el capitán, que sudaba por más que el clima estuviese helando.-llegamos…-me pare y él, automáticamente, respingo ligeramente, temeroso. Cada tripulante se alejaba a medida que pasaba, tome mi bolso de piel de mandril, y descendí, ante los ojos impresionados de la gente que estaba en el puerto; los comerciantes estaban abriendo las puertas y al notar mi presencia, dudaban si cerrar las puertas asustados. No estudie a nadie en particular, pero aun así vigile el terreno, hasta que encontré cerca  de una florista el objetivo, fue rápidamente hacía ahí, y la gente comenzó a gritar espantada.
 El hombre palideció y se protegió tras sus brazos, chillando como un niño.-¡no me mates! ¡Por favor!¡no me mates!...-los soldados presentes, aun cuando algunos eran de otros reinos, no se atrevieron a interceder, muy pocos se atreven a pelear con un Adjumtuý. Me detuve, e ignore los gritos del cobarde, para tomar las correas del caballo que estaba atado tomando agua a su lado; deje mi bolso en el piso embarrado y levante la pata del animal para estudiarlas. No tenía callosidades sangrantes y las herraduras estaban bien colocadas, revise las patas traseras y verifique que la yegua no estuviese embarazada, pueden ser lentas cuando lo están.- no es mio el caballo….-murmuro asustado el hombre y quite algunas correas de la silla, mucho peso me retrasaría.-…es de mi patrón…-me cerciore que no tuviese problemas en el rostro, si tenía algún tipo de infección moriría en menos de 9 horas.-…¿Qué le digo a…-tome tres monedas de hora del Imperio de Francés, con el rostro de Josefina marcado, y lo tire hacía el hombre. Me monte rápidamente al caballo, y fue ahí cuando note el entusiasmo del hombre, esas monedas equivalían el valor de seis caballos.- ¿Qué harás con el caballo?- me pregunto y creo que tenía miedo por el destino del animal; muchos creen que comemos animales vivos también. Pase mi mano hacía dentro de mi saco para llegar a mi cinturón y tome el fusil. Ante su horror, apunte a la cabeza del animal, no puedo hablar pero así se entero que el espécimen moriría tan pronto como termine de usarlo.  Di impulso a las riendas mientras apretaba mis piernas a sus costados, dominando a la yegua y comenzó a cabalgar rápidamente; moriría de cansancio el animal, ya que tenía que llegar a la celebración de mi chopeí’i  y pagaría las consecuencias de mi retraso.
La lluvia comenzó a caer rápidamente,mientras que el sol ya debía estar alto en el cielo, el animal quería descansar pero apretaba mis botas a sus costados sin cortarle con la punta filosa, pero que sienta el dolor y siga galopando rápidamente. El bosque de Contia no había cambiado en nada, algunas chozas valientes se había alzado entre medio de los arboles, pero eso indicaba que había gente que deseaba la muerte entre medio de los animales feroces y hambrientos; incluso a los Adjumtuý se nos hace difícil adentrarse a estos bosques, no por los peligros, sino porque el bosque murmura, como una sirena, para perderse y obviar el tiempo, y así morir de hambre. Rodee los senderos de Ambrusia, no quería que el animal se lastime ante las trampas de los fugitivos o ladrones, los mataría rápidamente a todos, pero no podía atrasarme, no cuando el castigo tenía que ser dado y así ocupar mi posición como Blizur  de Chopeí’i  Lucius.
A la altura de las arenas de Alentio, el animal quiso tirarse al piso, su respiración era agitada y su cuerpo ardía por la fiebre y el cansancio, sumándosele la lluvia junto al clima helado. Por lo que saque de mi cinturón el  cuchillo y corte una porción de su oreja, dejando que la sangre fluya; es conocido por todos que no hay nada mejor para un moribundo que la sangre de un ser destinado a morir, me incline hacía un costado, sosteniéndome de sus pelos, y  pase la sangre por sus labios. Se recupero a los instantes, y tuve que hacer un torniquete en su oreja para que no se desangrara, primero tenía que llevarme a Mayur, después podía morir si así lo quería. El atardecer estaba acabando, y podía sentir la bilis en mi garganta, los nervios me estaban llenando, no hay peor ofensa para un chopeí’i que su propio blizur no este presente cuando así se lo disponga. A lo lejos vi las pequeñas casas que rodeaban la fortificación de Mayur; el animal se tambaleo, quemaba bajo de mi su piel, así que presione mis botas y sentí como desgarro su  piel, y siguió galopeando rápidamente.
A medida que pasaba percibí como la gente me miraba impresionados, todos lo sabían, hoy regresaría el blizur del Chopeí’i Lucius; el cielo estaba despejado, la lluvia había parado a la altura del arco de Solozon,  pero aun así toda mi ropa estaba mojada. Desde la torre septentrional vieron mi llegada y la puerta de rocas volcánicas, se abrió ante mí; el animal no aguanto más, y me tire hacía un costado mientras esta caía rendida a un costado relinchando agotado. Algunos guardias junto a unos 3 Adjumtuýse me aproximaron y saque mi fusil, sin fijarme dispare a la cabeza del animal y seguí mi camino. Las luces en la plaza central se alzaban imponentes, siendo similar a las velas japonesas; coloque mi bolso cruzado a mi pecho y la gente se abría mientras yo pasaba. Podía escuchar los murmullos, mientas los Adjumtuý me escoltaban hacía la residencia de mi chopeí’i; él pertenecía a la realeza pero era el tercer hijo del chopeí´i Marton, así que no sería gobernante, pero los canticos determinaron muchas cosas en la vida de chopeí’i Lucius, e incluso, indicaron mi entrenamiento.
-Tyapony ongmoxy(1)…-me indica un letargo, pero seguí mi rumbo y paso a su lado; no tenía tiempo para perder con un superior siendo que mi chopeí´i me esperaba. Cruce la primera fila de Adjumtuý que resguardaba  fuera de la residencia, los blizur estaban con sus chopeí’i dentro;no se como tratar a los de mis clases, y ellos no saben como tratar conmigo, estuve muy poco tiempo en Ziruz y solo vi a mi chopeí´i dos veces en mi vida; el único contacto continuo fue mi kansey y aun así solo me acompaño hasta mi treceavo año, cuando tuve que quitarle el corazón para dárselo a la tierra, cuando supo que ya no servía más como un Adjumtuý.Las puertas de la residencia, de 8 pisos, que se alzaba como una maravilla arquitectónica, completamente pintada de negro, indicando el color del mes de nacimiento de los chopeí’i que ahí residen; las formas no era lo importante, los habitantes de Ziruz, no se dedican a ese tipo de ornamentos en las casas, como los países europeos, sino que se vuelcan a los contractes que se puede formar con la luz del sol o la luna en las paredes. Por eso los arcos, las columnas y hasta los mismo cimientos, se desplegaban de tal manera que siempre indicase la grandiosidad del Imperio Ziruz antes las demás potencias; no somos un país con gran territorio, pero todos recurren a nosotros con tal de obtener alguna de nuestras hiervas, piedras, curiosidad por nuestras rarezas o un Adjumtuý, que puede aplastar un regimientos en cuestión de días.
Subí las escalinatas circulares, y algunos sirvientes, se abrieron a mi paso, mientras que la mirada de muchos chopeí’i y sus blizur se enfocaban en mí. Las mesas estaban al costado, así el centro se usaba para luchas o bailes, según sea el entretenimiento de la noche; seguí hasta que llegue a la mesa principal, lo supe por el color rojo del mantel, y vi por segunda vez en mi vida al Chopeí’i Marton, el regente de Ziruz.  Me detuve a unos cinco metros y baje mi cabeza, arrodillándome, en espera de su decisión. Trate de no pensar nada, no era conveniente que lo hiciera, el castigo sería impartido y mi chopeí’i  no estaría complacido en verme, así que procure en trazar el viaje a Inglaterra, para hacerlo más eficiente, por más que aun faltase dos meses para marcharnos.- si que has crecido BlizurAtielo….-informo con un deje de alegría en su voz, casi podía asegurar que frunció la nariz, mi ropa estaba apestosa, hacía tiempo desde que me había bañado por última vez.-…llegaste tarde…-me indico, sin cambiar su tono; muy pocas personas podían saber lo que el regente podía pensar, era un hombre pragmático en muchos sentidos.- dime….blizur Omanto…-demando a su blizur, que estaba a su izquierda.- ¿Cuál sería el castigo para este tipo de situaciones?- él lo sabía, era parte de sus responsabilidad saberlo, pero quería que cada blizur lo escuchara.
-si el chopeí’i se siente agraviado, la muerte…-quise suspirar, pero mantuve la calma, lo que mi chopeí’i indique será hecho, eso me habían enseñado. Una risa divertida, la de una mujer, interrumpió.
-pero a  Lucius ni siquiera le importa…-indico y seguí con el piso, que estaba magníficamente tallado indicando los años lunares juntos a sus soles.
-de ser así, chopeí’i Amatista…-me entere que era la hermana de mi chopeí´i – solo aplicaremos una leve sanción…treinta azotes con piel de avestruz…-y sin hacer ruido, sentí a dos Adjumtuý a  mi lado.- cuando termines, ve a buscar a tu chopeí´i…- asentí y me despedí, después de una reverencia de la familia regente.
Me dirigí directamente a la zona de entretenimiento, muy similar a lo que los romanos utilizaban para entrenar a sus gladiadores; y me quite mi bolso, depositándolo a un costado y me quite mi saco, descubriendo mi armadura de piel de elefante reforzada con especia del mar Centurial. Quite la parte de trasera, dejando la caer al piso, sin quitar mi bozal, manteniendo tapado mi rostro, aferre mis manos a un tronco parado, reposando mi frente en espera.- wojzgütu ti kelhonü (2), blizur…-me dijo el Adjumtuý, y fruncí mi ceño, entendiendo que había Adjumtuý ignorantes.
-panonu umdoj wilzyry(3)- le indico otro Adjumtuý, escuche resoplar al receptor, antes de sentir el primer latigazo ardiendo mi piel. Dolía, pero no tenía nada de horrendo, sé lo que se siente que una flecha roce la piel, y eso es más doloroso,  más si la punta es recubierta por diamante afrontis. Conté interiormente, esperando que pase rápidamente, y mi cuerpo quería temblar pero mantuve mi posición rígida, un Adjumtuý no se queja, y mucho menos un blizur. La piel estaba más sensible a cada latigazo, que quería derrumbarme, así que apreté los dientes y espere que todo terminará; hice apego a lo aprendido y deje que mi mente viaje al fantástico mundo de Rusia, creo que ese fue el único lugar que en si me sentía a gusto…algo fantástico pasaba tras cada paisaje, ese lugar fue donde….conté el latigazo numero treinta, cuando sentí que el Adjumtuý, alzo la mano nuevamente para darme otro latigazo; automáticamente me di vuelta para sostener el látigo cuando llego a mi, no hirió profundamente mi brazo, ya que se enrosco fuertemente cortando mi circulación. Él se sorprendió, cuando el otro adjumtuý, le arrebato el látigo de la mano, irritado.-usegufo ti kelhonü (4)…
Solté el látigo, y no trate de no estirar mi espalda, sería más doloroso de esa manera, ya de por si quemaba por las lastimaduras. Lo bueno de la piel de avestruz es que no hace sangrar la piel, pero causa el mismo dolor que un látigo de cuero normal, es utilizado para disciplinar pero no cortar la piel, así el Adjumtuý puede desempeñarse sin problemas de infección, aunque el dolor es el mismo. Tome mis cosas y me marche a un establo, para colocar mi bolso y arreglar mi vestimenta, al acto, fui en busca de mi chopeí’i. Realmente no sabía bien como luce, solo lo vi dos veces y la segunda vez solo recuerdo sus gritos desesperados, así que estaba en un ligero predicamento. Camine rodeando el parque fuera de la residencia negra; él no estaba dentro, porque o sino me lo hubieran indicado otros Adjumtuý, por las cartas de los letargos sé que tiene la tendencia de desaparecer en el bosque o intentar huir a la protección de la escolta Adjumtuý, por ese motivo nosotros los Blizur o protectores, sería la traducción más acertada, somos imprescindibles para los chopeí’i  o destinados, ya que somos sus sombras hasta el fin de sus vidas o las nuestras, nacemos, crecemos y morimos por ellos, nada más. Las guerras nos son indiferentes, solo tenemos un objetivo, cuidar a nuestros chopeí’i.
Me detuve al lado de un árbol procurando no apoyar mi espalda, el dolor palpitante seguiría al menos dos días más, y espere a que decidiera bajar de la rama, encima de mí. Escuche como resoplo fastidiado, para luego caer directamente al piso con gracia, y levante mi cabeza para enfrentar a mi chopeí’i Lucius. Sus ojos violetas, aun cuando la noche estaba presentándose, perforaba mi cabeza.
-¿Quién demonios dijo que regresaras?- acoto con odio y levanto un fusil hacía mi, apuntándome.



*Tier: animal.
(1) tyapony ongmoxy: llegaste tarde.
(2)wojzgütu ti kelhonü: comienza a contar.
(3) panonu umdoj wilzyry: esta bajo antre- parte del código-
(4) usegufo ti kelhonü: aprende a contar.